Bienvenido, Tauro: por Tamara Stia

En astrología, el signo por el que transita el Sol marca la música
de fondo del momento. No determina lo que hacemos, pero sí
propone un ritmo, una energía que tiñe lo cotidiano. Conocer esa
música nos ayuda a acompañar mejor los procesos que
atravesamos. Porque los planetas influyen, pero no obligan: la
decisión siempre es nuestra.


El Sol ingresa en el signo de Tauro el 19 de abril, donde permanecerá
hasta el 20 de mayo. Y no hace falta ser de Tauro para sentir su
influencia: todos tenemos una zona Tauro en nuestra carta natal. Esa
parte se activa e ilumina durante estas semanas, por lo que reconocer
en qué área de nuestra vida se manifiesta esta energía puede ayudarnos
a aprovechar mejor el presente.


Tauro: la tierra que sostiene
Tauro es el primer signo de tierra del zodíaco y está regido por Venus, el
planeta del deseo, el placer y el valor. Su energía está íntimamente
conectada con la materia, el cuerpo, los sentidos y el disfrute de lo
concreto. Representa la energía potencial que habita en lo tangible,
aquello que puede crecer si se le da tiempo, atención y cuidado. Los
procesos orgánicos y sus lecciones son fundamentales.
Durante su temporada, el llamado es a enraizarnos y reconectar con lo
esencial. No hay urgencia en el mundo de Tauro: esta energía nos
enseña que lo importante no es ir más rápido, sino construir con solidez
y sostener a largo plazo.
Tauro también nos recuerda que el verdadero deseo no siempre es
impulso, sino una fuerza persistente que se mantiene en el tiempo. Nos
invita a distinguir lo que simplemente nos atrae de aquello que
realmente vale nuestra dedicación.


Cómo aprovechar la energía del mes de Tauro
Algunas formas de sintonizar con esta energía:
Trabajar en la autoestima y el valor personal
Tauro nos recuerda que nuestro valor no está en lo que hacemos, sino
en lo que somos. Es tiempo de fortalecer la confianza interna.
Disfrutar con los cinco sentidos
Esta energía nos ancla en el cuerpo. Nos enseña a disfrutar de lo simple,
a través de la atención plena a nuestros sentidos.

Cultivar la estabilidad
Tauro necesita seguridad. Revisar rutinas, generar hábitos saludables y
crear entornos que nos contengan es una forma de cuidar nuestra base.
Conectar con la naturaleza
El contacto con la tierra nos calma y nos centra. Esta temporada nos
invita a sintonizar con los ritmos naturales y recuperar esa conexión.
Perseverar en nuestras metas
La constancia es una virtud taurina. Sin prisa, pero sin pausa, es el
momento de comprometernos con procesos que necesiten tiempo para
florecer.


Reconocer la abundancia
Regido por Venus, Tauro nos habla de la abundancia que nace del
merecimiento. No se trata solo de tener más, sino de reconocer lo que
ya tenemos y cultivarlo con gratitud.
Rituales cotidianos para conectar con la energía de Tauro
En tiempos donde la velocidad parece imponerse como norma, la
energía taurina nos propone una práctica cotidiana de presencia. No se
trata de grandes rituales ni gestos extraordinarios, sino de incorporar
una forma distinta de habitar lo cotidiano. Hacer las cosas con más
lentitud, sin la urgencia del multitasking, puede convertirse en una
manera de reconectar con el momento presente.


Agradecer al cuerpo por todo lo que nos permite hacer, reconocer su
valor, escucharlo cuando necesita una pausa: son gestos simples que
adquieren profundidad cuando se realizan con conciencia.
Incluso algo tan habitual como comer puede transformarse en una
experiencia sensorial más plena si dejamos de lado las distracciones y
nos entregamos, aunque sea por unos minutos, al placer de los
sentidos. Esta temporada invita a volver al cuerpo, al ritmo interno, y a
recuperar esa conexión esencial con lo simple y lo tangible.
El lado B de la energía taurina

Como toda energía zodiacal, la de Tauro también tiene su “lado B”. Esos
aspectos más desafiantes que, lejos de ser defectos, pueden ser
grandes oportunidades de crecimiento si aprendemos a mirarlos con
atención.

Tauro suele estar asociado a la terquedad, la resistencia al cambio y la
búsqueda excesiva de comodidad. Pero, ¿cuánto hay de cierto en esto?
La realidad es que Tauro necesita seguridad. Y muchas veces, lo
conocido y lo estable le brindan esa tranquilidad tan valiosa para su
equilibrio interno. Sin embargo, esa necesidad puede volverse rigidez
cuando se transforma en miedo al cambio. Por eso, durante esta
temporada, es importante preguntarnos: ¿estamos siendo constantes o
estamos estancados?


Otro de los grandes mitos es que Tauro es muy amante de la
comodidad. Pero su ritmo pausado no es falta de voluntad: es una
elección consciente. Tauro sabe que las cosas llevan tiempo, y su forma
de accionar responde a su conexión con la tierra, con los procesos
naturales. A veces, esa calma puede malinterpretarse como lentitud,
pero encierra una enorme capacidad de sostener y concretar.
Cuando el Sol transita por Tauro, todos podemos vernos más inclinados
a actuar desde esta energía. Por eso es útil reconocer estos aspectos:
no para juzgarlos, sino para usarlos a nuestro favor. Si aprendemos a
salir del apego a lo conocido y a animarnos al cambio con seguridad,
podemos integrar lo mejor de Tauro en nuestra vida cotidiana.


Tauro en el arte: Salvador Dalí
Aunque no lo crean, el pintor surrealista Salvador Dalí era de Tauro (11
de mayo de 1904). Una de sus obras más icónicas, La persistencia de la
memoria (1931), muestra un paisaje desértico donde relojes blandos
parecen derretirse bajo el calor del sol. Aunque muchos interpretan esta
obra como una reflexión sobre el miedo al paso del tiempo, Dalí confesó
que la inspiración le llegó una noche, al ver derretirse un trozo de queso
Camembert.
Fiel a su naturaleza taurina, esta anécdota revela su conexión con los
sentidos y con lo concreto.


El lujo de la lentitud
La temporada Tauro llega después del impulso ariano de los comienzos.
Nos recuerda que las cosas buenas toman tiempo, que no hace falta
correr detrás de nada cuando ya tenemos un jardín entero para cuidar.
Es un tiempo para valorar lo que somos, lo que tenemos y lo que aún
podemos construir con paciencia, conciencia… y también con placer.
Porque Tauro no solo nos invita a sostener, sino también a disfrutar. A
hacer del presente un espacio habitable, donde lo simple se vuelve
sagrado y donde el goce no es un lujo, sino una forma de honrar la vida.

En un mundo que nos confronta constantemente con la inmediatez, la
lentitud se vuelve un acto de rebeldía. Darnos tiempo —para descansar,
para saborear, para estar— es un lujo. Solo en ese ritmo más pausado
podemos realmente conectar con el placer de nuestros sentidos, y desde
ahí, con una sensación genuina de abundancia.
Entonces, en esta temporada, más que avanzar, el llamado es a
enraizar. A bajar un cambio, respirar profundo y preguntarnos:
¿Qué placeres cotidianos estamos dejando pasar por apuro?
¿Qué parte de nuestra vida pide más presencia, más disfrute, más
ternura?
Quizás el mayor acto de abundancia sea, simplemente, detenernos a
sentir.