La mayoría de los diputados respaldaron la postulación de Martín Menem como primera autoridad de la Cámara. Cuando tocaba el turno de la jura del fueguino, Unión por la Patria dejó sin quórum la sesión.
En un escenario político marcado por tensiones y reproches, la Cámara de Diputados de la Nación llevó adelante una sesión clave para renovar sus autoridades y definir el futuro inmediato de la conducción parlamentaria. Tras varias horas de debate, Martín Menem fue reelecto como presidente del cuerpo para 2025, en una jornada que no estuvo exenta de controversias ni gestos de descontento por parte de algunos sectores legislativos.
Sin embargo, el acto quedó inconcluso para el fueguino Ricardo Garramuño, quien no pudo prestar juramento como reemplazante del fallecido Héctor Stefani, debido a la falta de quórum provocada por la retirada del bloque de Unión por la Patria.
El desarrollo de la sesión expuso las divisiones políticas que atraviesan la Cámara baja. Mientras los legisladores de Unión por la Patria y los partidos de izquierda se abstuvieron de apoyar la reelección de Menem, justificando su postura con críticas a su rol y al oficialismo, el resto de los bloques dieron su aval para garantizar la continuidad institucional.
A pesar de este respaldo mayoritario, las objeciones hacia la conducción del oficialismo no fueron menores. Desde las bancas opositoras se reiteraron los reproches por la decisión del gobierno de clausurar el debate del presupuesto 2025, una medida que profundizó el malestar en las filas no oficialistas.
La falta de entusiasmo que caracterizó esta sesión contrastó con la intensidad de otras ocasiones similares. Si bien los libertarios lograron asegurar la reelección de Menem, su principal objetivo en esta instancia, la imposibilidad de incorporar formalmente a Garramuño marcó un revés significativo para el oficialismo.
La ceremonia quedó inconclusa cuando el bloque de Unión por la Patria decidió retirarse, dejando sin quórum la sesión en el momento en que se esperaba la jura del diputado fueguino. Este desenlace dejó en suspenso la sucesión del fallecido Héctor Stefani y evidenció la dificultad del oficialismo para articular consensos en un contexto político polarizado.
Ricardo Garramuño se presenta como una pieza clave en los planes del oficialismo para afianzar su posición dentro de la Cámara. Su llegada al recinto parecía encaminada, hasta que la maniobra de Unión por la Patria frustró su incorporación. Este movimiento dejó al bloque oficialista sin margen de acción para avanzar en su estrategia, prolongando la incertidumbre en torno a la sucesión.
La ausencia de quórum y la demora en la jura de Garramuño reafirman el clima de tensión que domina el ámbito parlamentario, dejando abierta la «novela» de la sucesión.