El mercado financiero argentino reaccionó negativamente a la segunda fase del plan de estabilización de Milei, con caídas en acciones y bonos, y aumento del riesgo país y la incertidumbre económica.
El mercado financiero argentino reaccionó negativamente a la segunda fase del plan de estabilización económica implementado por el presidente Javier Milei. Las acciones y bonos mostraron caídas significativas, y el riesgo país superó los 1.500 puntos básicos, alcanzando un máximo no visto desde el 11 de junio.
Esta situación se produjo luego de que el ministro de Economía, Luis Caputo, y el presidente del Banco Central, Santiago Bausili, anunciaran la transición del programa a su segunda fase.
El viernes pasado, las acciones y ADR de compañías argentinas en Wall Street, negociadas en dólares, cayeron hasta un 10%, siendo los papeles bancarios los más afectados. Los bonos en dólares también sufrieron una disminución del 2,7%. Esta situación se tradujo en un incremento en el riesgo país, que volvió a superar los 1.500 puntos básicos. Además, los dólares alternativos subieron entre un 3% y un 4%, alcanzando precios récord por encima de los $1.400 y aumentando la brecha cambiaria por encima del 50%.
La segunda fase del plan de Milei se centra en el saneamiento definitivo del balance del Banco Central (BCRA), tras una primera fase que logró recuperar el equilibrio fiscal mediante un ajuste de “shock”. Sin embargo, esta nueva etapa ha generado más dudas que certezas en el mercado, particularmente debido a la falta de definiciones claras sobre el levantamiento del “cepo” cambiario y la migración de deuda acumulada en pasivos remunerados del BCRA al Tesoro.
A pesar de la aprobación de la Ley Bases y el paquete fiscal, el mercado esperaba definiciones concretas sobre el levantamiento del cepo. La ausencia de detalles ha incrementado la incertidumbre entre los operadores.
La migración de deuda al Tesoro implicará un ajuste fiscal más profundo para honrar los vencimientos, lo que se anticipa desfavorable para los balances de las empresas en un contexto de recesión económica y alta pobreza.
Los bancos se ven afectados por la nueva estrategia del BCRA de dejar de emitir dinero para financiar sus pasivos remunerados, incrementando su exposición a títulos de deuda soberana de menor calidad crediticia.
Christian Gardel, fundador de Gardel Trading, destacó dos elementos centrales en la situación actual: “los fundamentos económicos y las expectativas”. Aunque valoró positivamente la sanción de la ley de bases y las declaraciones del Banco Central sobre la búsqueda de una tasa de interés real positiva, subrayó que la acumulación de mercadería exportable y las ventas del Banco Central han generado dudas e incertidumbre, manteniendo el precio del dólar elevado.
Por otro lado, la firma Delphos Investment advirtió que el Tesoro necesitará aumentar su deuda de mercado a tasa flotante, lo que exigirá un mayor superávit primario para mantener el superávit financiero.
Martín Redrado, ex presidente del BCRA, explicó que el canje voluntario de Pases pasivos por deuda del Tesoro, equivalente a unos USD 16.400 millones, presenta desafíos debido a la menor calidad crediticia de la nueva deuda.
El Gobierno ha comunicado que el levantamiento del cepo cambiario se postergará para una tercera fase del programa, sin un plazo definido y sujeto al cumplimiento de ciertos “parámetros” como el orden macroeconómico, la recuperación económica y la profundización del proceso de desinflación. Sin embargo, los detalles específicos de estos parámetros no han sido precisados.
La firma Consultatio Financial Services señaló que la falta de definiciones claras podría ampliar la brecha entre el tipo de cambio oficial y los paralelos, incrementando la potencial devaluación futura. Este dilema entre un ajuste inmediato y uno mayor en el futuro presenta un escenario complejo, especialmente de cara a las elecciones legislativas de 2025.
La segunda fase del plan de estabilización de Milei ha generado una reacción negativa en los mercados financieros, con caídas en acciones y bonos, y un incremento del riesgo país. La falta de definiciones concretas sobre el cepo cambiario y la migración de deuda aumenta la incertidumbre entre los inversores, planteando desafíos para el Gobierno en su intento de estabilizar la economía en un contexto de recesión y alta inflación.