La nueva normativa sanitaria permitiría el traslado de productos cárnicos desde zonas libres de fiebre aftosa con vacunación, buscando reducir costos y asegurar estándares sanitarios en la región. Pero por solicitud de los Gobernadores Patagónicos la media quedó en suspenso.
Tras más de dos décadas de restricciones, el Gobierno nacional autorizó el ingreso de carne con hueso a la Patagonia, una región declarada libre de fiebre aftosa sin vacunación. La medida, establecida mediante la Resolución 180/2025 del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa), fue publicada en el Boletín Oficial y lleva la firma de su titular, Pablo Cortese. Esta decisión marca un cambio significativo en la política sanitaria argentina, vigente desde 2001, cuando se implementó una barrera para proteger el estatus sanitario de la Patagonia.
Pero pocas horas después, tras la solicitud de los gobernadores la medida quedó en suspenso.
La modificación de las normativas se basa en estudios del Senasa que confirmaron la ausencia de circulación viral de fiebre aftosa en el territorio nacional, lo que permitió flexibilizar las restricciones sin comprometer la seguridad sanitaria de la región. Además, una evaluación de riesgo determinó que la probabilidad de introducir el virus mediante el traslado de carne con hueso es insignificante.
La nueva resolución establece condiciones específicas para el ingreso de carnes y material genético a la Patagonia, tanto desde otras regiones del país como del exterior. Entre los requisitos, se exige que la carne provenga de animales criados en zonas libres de fiebre aftosa, que el sacrificio se realice en establecimientos habilitados por el Senasa y que los cortes primarios, con o sin hueso, cuenten con doble empaque y rotulación adecuada. Asimismo, se establece que las canales deben someterse a un proceso de maduración de al menos 24 horas a más de 2 °C, con un nivel de pH igual o inferior a 5,9.
Uno de los objetivos centrales de la medida es reducir el costo de la carne en la Patagonia, donde los precios son significativamente más altos que en el resto del país. Hasta ahora, la región solo podía comercializar carne producida localmente, lo que generaba una oferta limitada y precios elevados. Por ejemplo, en el Alto Valle de Río Negro y Neuquén, el precio del asado superó los $20.000 por kilo, más del doble del valor registrado en supermercados de la Ciudad de Buenos Aires, donde se comercializa a $8.200 por kilo.
Además de la carne, la resolución regula el ingreso de material genético, como embriones y semen de bovinos, bubalinos y cerdos domésticos. Estos productos deben cumplir con estrictos requisitos sanitarios, como provenir de animales sin signos clínicos de fiebre aftosa y haber sido vacunados en los plazos establecidos. Sin embargo, la normativa no habilita el ingreso de reproductores en pie, una posibilidad que sigue en análisis y requerirá negociaciones con socios comerciales internacionales.
Desde el Senasa destacaron que estas medidas buscan garantizar la bioseguridad agropecuaria del país sin afectar la competitividad del sector ni los acuerdos comerciales vigentes. La flexibilización de las restricciones no solo podría dinamizar el mercado interno, sino también mejorar el acceso a productos cárnicos en una región históricamente afectada por precios elevados y oferta limitada.