Casi un 40% de la población estudiantil está apostando más de $20.000 mensuales

Un especialista en ludopatía y violencia digital afirmó que la problemática de menores jugando en plataformas de apuestas ha tomado un volumen cada vez mayor en el país y en nuestra provincia, y alertó sobre las negativas consecuencias que eso genera.

En los últimos años, la creciente adicción de menores de edad a juegos y apuestas digitales ha encendido las alarmas de especialistas y educadores en todo el país. Según el profesor Aníbal Lazzaroni, reconocido experto en ludopatía y violencia digital en el contexto de juegos digitales, esta problemática ha adquirido una magnitud preocupante tanto a nivel nacional como en las provincias, incluyendo la nuestra.

Lazzaroni, por FM Master’s, destacó que, en la actualidad, existe una mayor conciencia sobre el contacto constante que los niños y adolescentes tienen con las plataformas de juegos y apuestas en línea. Este fenómeno, según el especialista, ha llevado a un aumento significativo en los comportamientos adictivos entre los jóvenes, lo cual plantea serias interrogantes sobre el rol que los adultos están jugando en la protección y cuidado de los menores frente a estos peligros.

El experto subrayó que la adicción a los juegos digitales no surge de manera espontánea, sino que muchas veces es incentivada desde temprana edad a través de dinámicas de juego que requieren la obtención de monedas electrónicas o puntajes específicos para avanzar o acceder a ciertos beneficios. «Si ellos quieren jugar a determinado tipo de juegos, tienen que lograr tener determinada cantidad de monedas electrónicas, o tener determinado puntaje en sus cuentas, entonces empieza una adicción al juego, una necesidad de permanecer más en el juego para tenerlo«, advirtió.

Este ciclo de recompensas, facilitado por la industria del entretenimiento digital, crea una dependencia en los menores que los mantiene inmersos en las zonas virtuales, alejándolos de las actividades físicas y del mundo real. Lazzaroni señaló que esta dinámica ha evolucionado con el tiempo: «Ya no tenemos más la figurita de papel, sino que apareció la figurita digital donde ellos tienen que generar determinada cantidad de premios para obtener sus paquetes y abrirlos«.

Además de los juegos, otro aspecto alarmante es la introducción de los menores al mundo de las apuestas. En este sentido, el experto mencionó que los menores están siendo llevados, muchas veces de manera inconsciente, a participar en apuestas relacionadas con eventos deportivos o partidos, donde el dinero -ya sea en efectivo o a través de billeteras virtuales- se convierte en un factor central. «Hoy en día prácticamente un 40% de la población estudiantil está apostando más de $20.000 mensuales«, reveló Lazzaroni, subrayando la gravedad de la situación.

Aunque las aplicaciones de apuestas son legales para los adultos, los niños no deberían tener acceso a ellas. Sin embargo, los menores logran burlar los mecanismos de seguridad de las billeteras electrónicas, accediendo a sitios de apuestas legales y, en algunos casos, a plataformas clandestinas donde se toman apuestas a través de aplicaciones de mensajería como WhatsApp o Telegram. «Un niño no puede entrar en un sitio de apuestas… pero también hay sitios que son ilegales donde se apuesta en forma clandestina«, explicó Lazzaroni.

Las consecuencias de esta adicción son palpables y preocupantes. Según dijo, las escuelas, que antes no reportaban problemas de robos, ahora se enfrentan al hurto de equipos y bienes. Además, ha surgido un fenómeno aún más inquietante: menores con deudas significativas, que en algunos casos ascienden a $10.000, $15.000 o incluso $18.000. «Una criatura no puede estar debiendo este dinero», alertó el especialista, indicando que este es un claro síntoma de que la adicción ha escalado a un punto fuera de control.

La adicción de menores a los juegos y apuestas digitales es un problema que está tomando una dimensión cada vez más seria en nuestra sociedad. Es fundamental que tanto los padres como las instituciones educativas y los organismos de regulación tomen conciencia de este fenómeno y adopten medidas para proteger a los jóvenes de los riesgos asociados a estas actividades. Como bien señaló Aníbal Lazzaroni, el desafío radica en «empezar a observar un poco más las actitudes de los chicos» y en cuestionar el papel que los adultos están desempeñando en la protección de los menores frente a la creciente influencia de la industria del entretenimiento digital.