Más de 150.000 bolsones de plástico industrial sin medidas de seguridad ni habilitación han sido identificados en un predio de Ushuaia, causando una grave contaminación en el bosque circundante y en las aguas del Río Olivia y del Canal Beagle. La empresa “IPESA – Río Chico S.A.”, responsable del acopio, se mantiene en silencio ante la situación. Autoridades ambientales no intervienen ante la dispersión de las bolitas plásticas en el bosque y en la cuenca hídrica del sector.
(En base a información del Diario del Fin del Mundo) Una alarmante situación ambiental se mantiene en Ushuaia desde hace varias semanas, donde más de 150.000 bolsones de plástico industrial, propiedad de la empresa “IPESA – Río Chico S.A.”, se encuentran acumulados en un predio no habilitado para este tipo de actividades y productos.
El terreno, ubicado en el ingreso de la ciudad, no cuenta con ninguna medida de contención o seguridad, ni identificación del tipo de material acopiado.
La investigación desarrollada por EDFM confirma que estos bolsones de 25 kilos de polietileno y derivados, provenientes de empresas norteamericanas como Exxon y Dow, están dispersos de manera indiscriminada a la intemperie.
A causa de la rotura de los bolsones, se observan bolitas de resina plástica virgen y gránulos de polietileno de baja densidad (LDPE) esparcidos por el predio y el bosque circundante, afectando gravemente al ambiente del sector.
La situación se agrava aún más con la identificación de que las bolitas plásticas han llegado a las aguas del Río Olivia, transportándose hasta su desembocadura en el Canal Beagle. Esta contaminación pone en riesgo la fauna marina y compromete seriamente la calidad ambiental de una de las zonas más emblemáticas de Ushuaia.
Responsable del desastre
IPESA – Río Chico S.A., ubicada en la ciudad de Río Grande, se dedica a la fabricación de productos como silo bolsas, envases para productos lácteos, productos para cultivos y agro en general, envases flexibles y films. Sin embargo, la empresa publica que opera bajo estándares certificados de calidad ISO 9001, medioambiente ISO 14001, e inocuidad alimentaria ISO 22000, lo cual contrasta drásticamente con el desastre ambiental que genera en Ushuaia.
Los usos industriales del polietileno de baja densidad (LDPE) incluyen la fabricación de contenedores, botellas dispensadoras, bolsas de plástico y componentes para laboratorios. Según la International Labour Organization, estas sustancias pueden desprender humos tóxicos e irritantes en caso de incendio, y sus partículas finamente dispersas forman mezclas explosivas en el aire, lo que requeriría estrictas medidas de seguridad ausentes en el predio.
Para la prevención de riesgos, se recomienda evitar llamas, usar sistemas cerrados, equipos eléctricos a prueba de explosión de polvo y evitar la acumulación de polvo. En caso de incendio, se debe utilizar agua pulverizada, polvo, espuma o dióxido de carbono, todas medidas ausentes en el depósito actual.
Llamativo silencio general
Vale destacar que EDFM, en reiteradas oportunidades, publica que ha intentado contactar tanto a la empresa como a autoridades, sin lograr respuesta alguna.
Considerando el tiempo transcurrido desde la primera publicación sobre este tema, resulta sumamente llamativo que no se haya conocido públicamente acción alguna para revertir la situación por parte de las autoridades.
La contaminación plástica no solo amenaza el ecosistema local, sino que pone en riesgo a la población de Ushuaia en caso de un incendio de proporciones, resaltando la urgente necesidad de intervención y saneamiento integral del sector. Cabe destacar que dos urbanizaciones se encuentran a metros del acopio del material contaminante, ya que el predio está ubicado frente al Barrio “Valle de los Rubíes” y en uno de los laterales del Barrio “Akar”.