A horas de que la Legislatura de la provincia apruebe el proyecto de ley que prohíbe el cultivo y producción de salmónidos en Tierra del Fuego en la sesión de mañana, desde el CADIC remarcaron los riesgos de la actividad.
Cabe recordar que desde 2018, la idea de instalar salmoneras en el Canal De Beagle generó la resistencia visibilizada por diversas organizaciones ambientalistas, mediante la presentación de solicitudes para frenar el cultivo de salmones.
Por lo tanto, Adrian Schiavini, biólogo del CADIC sostuvo en FM MASTER`S que “tenemos que mirar el ejemplo chileno de una explotación a gran escala, basada en un producto de alto valor en el mercado, son grandes ganancias a expensas de un costo ambiental, porque la basura termina en el ambiente”.
“Las empresas no tienen en cuenta el pasivo ambiental que dejan, porque las ganancias son altas. La basura que genera ese cultivo termina en el fondo marino. El otro efecto es el impacto sobre las poblaciones de aves y mamíferos, porque produce mortalidad, donde las aves son muertos a tiros o explosivos. Es un impacto directo en la fauna del canal Beagle”.
Otro impacto, que no es ambiental, sino que repercute en las condiciones laborales de los trabajadores en las salmoneras: “En los pueblos del sur de Chile llegó a haber más veterinarios que médicos. Producen enfermedades, porque cuando uno concentra animales de cría, las enfermedades que ingresan se propagan. La salmonera es una bomba ambiental”.
“Cuando uno ve un paquete de salmón cultivado en el supermercado, interpreta que come un producto de un lugar natural, pero el costo de ese producto viene de un ambiente sin condiciones. Es un trabajo en condiciones extremas de buceo. Los buzos a veces desestiman las condiciones de seguridad y mueren, porque tienen que trabajar en grandes profundidades”, dijo Schiavini.
Con respecto a los salmones, “a estos animales se los alimenta con peles, generados en las primeras etapas de los cultivos, mediante producto vegetal generado desde la harina de pescado. Para darle de comer a los salmones hay que criar otros peces, se extrae pesca de las cercanías y se agota el recurso pesquero para darle de comer a los salmones. En las etapas iniciales de las salmoneras han depredado el sur marítimo de Chile”.
Pero las salmoneras también generan residuos, como el alimento que no es comido por los salmones. “La jaula de salmón esta colgada en el mar, donde se le revolean peles, casi la mitad termina en el fondo. Luego está la defecación y la orina de los peces, luego están los que terminan muriendo, ahí tenés residuo orgánico. Continuamente mueren peces y son procesados por hongos u otros peces, pero cuando caen en mucha cantidad, los seres vivos de los fondos no alcanzan a procesar, eso genera fondos con ausencia de oxígeno. Después tenés la basura que genera la misma actividad, como el material con que se pintan las jaulas, que es tóxico”, explicó el biólogo.
“En la zona chilena del canal Beagle había concesiones otorgadas en el 2019, varias fueron suspendidas. Esto es una victoria de la sociedad, esta idea comenzó a inicios de 2018, en el escenario de que no se hiciera nada, lo que se ha logrado es muchísimo. Deberíamos tener una mirada diferente a Chile, allí el privado no está obligado a demostrar que no tiene impacto, acá es el estado el que tiene que mostrar que no tiene impacto, se invierte la carga de la prueba”, finalizó.