Una historia de ajedrez

Cuenta la leyenda que en tiempos muy remotos, en la India, el rey Iadava se encontraba inmerso en una profunda tristeza. En una aldea lejana vivía el brahmán[1] Lahur Sessa, quien al enterarse del problema que afrontaba el rey, inventó el ajedrez con el objetivo de poder mantenerlo alegre y distraído.

El tablero que desarrolló el brahmán, tenía 64 casillas. Las reglas fueron explicadas por el brahmán al rey, que al poco tiempo de practicarlo se encontró cautivado por el juego.

De este modo, el rey ofreció al brahmán una recompensa por su invento.

El modesto brahmán, no pidió oro, ni tierras, ni palacios, sino que le fuera concedido un grano de trigo en la primera casilla del tablero, dos en la segunda, cuatro en la tercera y seguir duplicando la cantidad hasta totalizar el tablero. Al rey le pareció una cantidad ridícula e insignificante. Pero cuando sus matemáticos calcularon la suma a la que ascendería el pago al brahmán, se dieron cuenta la cantidad tremenda que totalizaba, lo que lo convertía en imposible de cumplir.

El pedido de Lahur Sessa causó el asombro del rey. Al llegar al casillero 64, se le deberían depositar más de 9,2 trillones de granos de trigo en ese sólo casillero, lo que significaba, en ese entonces y también hoy en día, una suma exorbitante.

¡Y más aun si consideramos la suma de la totalidad de casilleros del tablero! la cantidad de granos de trigo que hubiese sido necesaria para cumplir con el pago al brahmán ascendería a más de 18,4 trillones. ¿Alguien se animaría a contarlos para saber si están todos?

[1] Según la Real Academia Española, un brahmán es un “Miembro de la primera de las cuatro castas tradicionales de la India”.

Las castas tradicionales son: 1. Brahamanes; 2. Khshátrias; 3. Vaiçyas; 4. Çudras

Fuente: BCRA